19 nov 2012

Petit Japon

Cada día en este lugar puede resultar un buen momento para descubrir muchas  formas de alimentarse en otros lugares del planeta.
Como en todas las ciudades donde existe una diversidad cultural amplia, encontramos tiendas y restaurantes de diversa índole. En el 9ème arrondissement y cerca de Ópera, encontré gran cantidad de tiendas de productos asiáticos y sobre todo, restauración japonesa. 
Si bien es cierto que en todo Paris es habitual encontrar restaurantes de comida japonesa, en esta zona existe una amplia concentración de los mismos. 

Y como la curiosidad mató al gato, no faltó tiempo para adentrarse a varios de los comercios allí habidos para ver qué encontraba. 
Diversos pensamientos me vinieron a la cabeza, sin embargo, el más repetido ¿qué será esto?, sobre cada uno de los tantos productos que allí había. El idioma en el que se encontraba todo escrito no ayudaba mucho, pues prácticamente nada estaba en alfabeto latino.
Sin embargo, entre toda esa variada gama  de colores que recubría el establecimiento en cuestión, encontré una bolsita de algo así como "pasta de gamba" en formato chips.  El cómo averigüé que las papas tenían sabor a gama se evidencia al mirar la foto de la bolsa, y lo mejor, fue el reverso, donde encontramos una explicación gráfica acerca del proceso de elaboración.

Al salir de la tienda, faltaba tiempo para probar tan suculento alimento, que resultó tener un increíble e intenso sabor a  gamba como jamás me hubiera podido imaginar.





6 nov 2012

De la huerta a tú mesa.

El otoño de los primeros días de noviembre recuerda a los días de invierno del mediterráneo español.
Desde hace semanas la lluvia ha dado tregua al sol y este mismo brilla cada día en la ciudad de París.

Las fruterías conservan su diversidad de colores pese a que van llegando días de frío, por los cuales disminuye la variedad. Sin embargo, si no hay fruta francesa, pues se importa de cualquier rincón del mundo aunque resulte inimaginable. Es por ello que no es de extrañar que se puedan encontrar mandarinas por todos lados.

Como en la especie humana, la fruta está clasificada por niveles, siendo algunos grupos mejores que otros. Tal vez resulte increíble describir que existen seres humanos mejores y otros peores, pues aunque no pienso así, el funcionamiento del sistema y lo que en él sucede, demuestra que en realidad, si se da esa diferenciación. 

Las mandarinas más económicas se venden con hojas del árbol y cierta tonalidad verde en su piel. A veces, no se pueden aprovechar todos los gajos y toca comerse un 80% de la pieza en cuestión. Los puestos de fruta bajo tierra en las paradas de metro, regentados por señores de apariencia asiática son quienes las ofrecen.

En las épiceries,  si encontramos la variedad media, que ya viene sin hojas de árbol y resultan un tanto más caras. En estas, es complicado encontrar parte de la mandarina que no se pueda comer.

Y por último, las fruterías del marché, o las que hay cerca de casa, las venden envueltas de manera individual en un papel blanco donde pone, "origine espagne". Por supuesto estas no bajan de 5.95€/kg. Sin embargo son las que mejor calidad tienen. Alguna vez las comí, y además de poderse comer toda la pieza, no encontramos ni semillas y mucho jugo, así como intenso sabor.

Lo gracioso de todo esto resulta ser las etiquetitas que traen desde España donde puede leerse, "De la huerta, a tú mesa", pues con toda la diferenciación de categorías, lugares de venta, calidad y precio, no parece que sea un camino tan sencillo de recorrer. 



Uno de los papeles que envuelven a cada mandarina como que fuera caramelo