30 dic 2014

Un imprevisto planificado.

Existe una máquina larga y rápida que cada día desplaza vidas. 
Personas desconocidas en su interior, entre las que la comunicación se reduce a saludos. Cada quien se introduce en el vagón con la cabeza repleta de pensamientos, esos que quieren dejar en su origen o aquellos que proyectan a destino.
De repente la máquina disminuye su velocidad, y algunos de sus ocupantes, felices de pensar en el momento de la llegada, se  aproximan a la salida, pero un frenazo seco los detiene.
Se hace el silencio, la tranquilidad reina, pero el tiempo corre sin parar. Cuando los minutos se  amontonan en una parada que empieza a parecer eterna, las voces de los ocupantes comienzan a disparar sentimientos. A cada vez, las comunicaciones son más frecuentes. Quienes antes eran desconocidos, ahora parecen conocerse de toda una vida.

Fuera, la incertidumbre apremia, una estrella decidió poner fin a su vida. No pensó en el futuro próximo, tampoco en las perturubaciones causadas a las personas que se desplazaban. Sin embargo, el truncar de su camino, provocó el cruce nuevo de otros. Nuevas sendas surgidas gracias a oscuras decisiones. ¿Será una oscura casualidad o solamente el fin de una vida más?