15 mar 2017

Reminiscencias.

En la plaza Pereire, justo en frente de la parada del metro con el mismo nombre, se encuentra el Café Royal Pereire. Cada tarde, Marlene regresa del trabajo y antes de llegar a su casa, se sienta durante un buen rato de la tarde a tomar  té y mirar por la ventana la gente pasar.

Marlene vive en la que podría definir la casa de sus sueños, en la ciudad de sus sueños y con la familia de sus sueños. Su pareja es un señor de mediana edad, correctamente adaptado a su entorno, con un grupo de amigos a los que puede ver una vez, o con suerte, dos veces al mes, mediante cita previa. Tiene la suerte de tener una vida tan interesante, pues si no fuera por ella, no tendría estos amigos.  Su hijo va a una escuela en la que también por suerte, es amigo de muchos de sus compañeros. Gracias a eso puede vacacionar con ellos en la costa, en otras ciudades de ensueño y hasta incluso, en otros países. Marlene es feliz con ese grupo tan maravilloso de amigos, con los que compartió ideas para la decoración de su nuevo apartamento. Sus amigos son felices de sus importantes progresos vitales, pues ahora hace fiestas en casa con caterings privados. Su hijo disfruta por fin de las visitas de los amigos que años atrás no podía recibir en su hogar, pues su antiguo hogar no era lo suficiente cómodo para albergarles y cualquier persona amistosa debe comprender la importancia de esto para poder atender a sus amigos en casa.

Marlene no es rubia, por su suerte su hijo salió clavadito a su padre, dos gotas de agua dicen en su tierra original, esa que no visita hace años. Lo que más lamenta de la lejanía es que sus antiguos amigos no puedan ver crecer a su hijo y como cada vez más se parece a su padre, así como que tampoco puedan ir a sus fiestas de disfraces y fiestas temáticas. Lamenta que no puedan compartir con ella su felicidad. La felicidad de tener amigos por agenda, una casa vacía durante tres cuartas partes del día y la felicidad de tener una pareja a la que apenas ve fines de semana salteados, debido a sus importantes e interesantes viajes de negocios.


Así es la vida de ensueño, llena de cosas pero vacía de otras tantas. Vacía de esos afectos que vivía en la infancia, vacía de los afectos de la familia pese a todas las diferencias que tuvo con ellos, vacía de los  afectos de la juventud así como de esos primeros amores pasionales, pero sin embargo, muy, muy llena de cosas, sobre todo, muy llena de sueños…  ¿Será de llena de sueños? Se pregunta su mente que divaga mientras mira la gente pasar. Entonces mira el reloj y dándose cuenta del tiempo que ya está sentada mirando ese extraño infinito, termina el té, se levanta de la mesa con afán, paga su cuenta y sale de nuevo al mundo real, el mundo de sus sueños. 

Foto tomada por Jorge Albuixech.