París me recibió el sábado 1 de septiembre con un alto sol brillante y cielo despejado, donde pese a ser una temperatura fresquita se podía decir “que buen día hace”. De entrada, el choque apenas lo siento, una ciudad europea donde no existen grandes diferencias visibles, todavía vamos por las afueras…
París seduce por el lujo y los “buenos modales” de sus locales, camaremos bien vestidos, cafés con encanto, floristerías donde reinan los colores (me pregunto como se verá cuando haga frío…) Mercados ordenandos y silenciosos donde la fruta está tan bien colocadita que da pena moverla. De momento, me muevo por el Arrondissement 17
(definido por algunos como un distrito “chic” de París, supongo que el concesionario de coches Rolls Royce de al lado de casa lo evidencia).
La mañana del primer domingo ruta por el Arrondissement 19, donde se festeja al Dios Ganesh, evento anual del Hinduismo que celebran en el barrio Indio.
Música de fiesta suena a gran volumen, en las tiendas todo está decorado, la gente viste sus ropas típicas, y hay como pequeños altares por las calles. En los altares hay cestitas de bananos y cocos. Las danzas y vestimentas son increíbles, gente de muchas tonalidades de piel pasea alrededor y es cuando empiezo a dar cabida de la ciudad en la que estoy viviendo.
En todo ese momento de fiesta reparten refrescos de mandarina gratis. GRATIS Y PARÍS, dos palabras que pueden escribirse juntas pese a la fama del lugar. Después del espectáculo nada mejor para comer que un suculento Menú Indio.
Por Concorde y Museo del Louvre todo es grande, los edificios, las figuras, el parque, las avenidas, todo. Los turistas son el principal grupo de seres en el lugar, la policía se mueve en patines y ahh si!! Ahora los indues no están de fiesta, sino que venden botellas de agua a los turistas. En todo el tiempo que llevo, voy observando los nichos laborales que existen.
De paseo por los Campos Elíseos, pienso en lo increíble que debe de ser para los ciclistas del tour pedalear por el centro de toda esa gran avenida divisando el arco del triunfo al final. El paisaje es bonito, pese a ser urbano. De momento, París es la ciudad más bonita que he visto, y el buen tiempo todavía me permite admirarla. Aunque ahora, por la avenida circulan vehículos del tipo Jaguar, Porsche y Lamborghini, entre otros.
Es entonces cuando pienso, mucha de la gente que pasea por aquí tal vez ansia o le gustaría acceder a eso, pero claro, el lujo está muy limitado, es la esencia del sistema económico en que vivimos…., sin embargo, si no puedes comprar el lujo, pues lo alquilas!!! Paseos de 20 minutos en Lamborghini por el módico precio de 89€!!! Pasen y vean.
No hay comentarios:
Publicar un comentario