París es
una ciudad que ofrece elementos
nube.
Elementos nube son todos aquellos que son bonitos, con figuras
increíbles, que deseamos alcanzar y cuando subimos y subimos voilà, la nube se
desaparece y estando dentro no hay gran diferencia a cuando estábamos fuera.
Son ilusiones bonitas, “al alcance” de todos, (viva la idea de
igualdad de oportunidades que se nos graba desde la infancia y que no deja de
ser sino una ilusión inexistente para una gran mayoría). Sin embargo, cuanto
más se sube en busca de nubes, menos oxígeno hay y más nos cuesta respirar.
Pues bien, ¿qué es el lujo entonces? Un elemento nube, al cual se
supone que debemos aspirar a costa de vivir cada más oprimidos a causa de la
falta de oxígeno, o por la frustración de que la nube no era como
esperábamos incluso pensando que tal vez lo que necesitamos es buscar otra
nube.
Sin embargo, pensamos que subiendo y subiendo es como
encontraremos los elementos que hacen agradable la vida, encontrando mientras,
nubes que siguen creando frustración.
Por el contrario, los que suben y suben a veces no se dan cuenta
de que cuando llueve, a los que están abajo también les llega el agua que viene
de las nubes. ¿Entonces para que nos sirven las nubes? Bien podríamos decir,
para nada. ¿Y para que nos sirve el lujo? Igual que las nubes para nada. Para qué
subir y subir a buscarlas, con todo lo que ello implica, si abajo, también nos
mojamos.
En la
vida también se nos presentan situaciones nube a las que aspiramos, pero pese a
subir y subir, siempre son otras personas las que llegan a ellas. Hay nubes que
son increíbles, sin embargo no se valoran, pues así como los que buscan
el lujo, pasan el tiempo buscando lo bonito del resto de nubes, añorando la
lluvia o el sol que no ilumina directamente la nube, sin saber, que ese sol,
terminará brillando en ellas.
No hay nada peor, que escalar en busca de nubes observando como
las que las poseen, no las valoran. Sin embargo, con las nubes que existen, se
crean y desaparecen, tal vez algún día, podamos disfrutar de alguna de ellas.
De todas formas, seguiremos valorando que llueva y nos mojemos. Pues no hay
peor situación que creer que lo raro es normal, cuando en verdad, lo normal, es raro.
(Moisés Naím).
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