30 ago 2014

Para valientes.

Así es como se llega al cielo:

Primero se sufre, pues la falta de entrenamiento es un gran mal en el sedentarismo humano de este siglo- sociedad.  
Pasado un tiempo comienza a volverse un camino fácil.
Los tres primeros esfuerzos se convierten en ligeros suspiros, el cuarto empieza a cansar, y una vez llegado al quinto, odiamos tener que padecer siempre ese sexto. 
Cuando terminan todos los esfuerzos la fatiga comienza a desaparecer rápidamente, en ese momento, la conciencia sobre la importancia de entrenarse debería cobrar fuerza, pero por el contrario y de manera más habitual, maldecimos esa fuerza que tantos otros pueden permitirse evadir.

Los que suben al cielo entrenan su corazón a base de persistencia, y cuando llegan, en vez de acomodarse allí arriba, deciden bajar y volver a subir cuantas veces haga falta, sin ningún temor.
Los esfuerzos se repiten, el corazón se fortalece, el cielo se vuelve una victoria ganada a la fatiga, agitación y temor. Una victoria al miedo a cansarse, a esforzarse una y otra vez para llegar, sabiendo que volverá el momento de abandonarlo y tocará aplicarse otra vez para recuperarlo.


Y es que, para llegar al paraíso, hay que tener grande el corazón.


14 ago 2014

El Destino.

¿Cuál es el objeto de orientación más antiguo?   Tal vez sea la brújula. Hay muchas maneras de saber qué camino seguir para llegar a destino. Pero lo difícil del camino, no es saber orientarse, sino tener claro de a dónde se quiere llegar. Buscando ese lugar al que llegar, pasan de repente, años, y con  ellos, es cuando María decide escribir en su lista de vivencias, cuantos amores se terminaron al alba y cuantas amistades se terminaron los lunes…  

Es verano y el clima se tornó lluviosos durante días, apenas sale el sol, pero María no necesita ver el  astro mayor para saber qué él sigue ahí. En esos días fríos de verano agradece tener la certeza de la existencia de un “algo”, por mínimo que éste sea. Su corazón sigue dudando si podrá encontrar corazones como el suyo,  que resisten al tiempo y a esas situaciones vitales que insisten en congelar buenos sentimientos. El amor en un planeta donde la historia  sigue creándose con genocidios y esclavitud  pese a los siglos repletos de crímenes e injusticias.


Tal vez sea la esfera personal donde se encuentra ese sentimiento, ¿sabrán amar los asesinos, los torturadores, los genocidas? ¿Cómo puede María luchar con tanta realidad evidente para seguir creyendo en el amor? Sin embargo, ¡lucha! Ella ama, confía, y se deja ver. Ama a quien no la ama, confía en quienes no se fían y es transparente con los que sienten miedo. ¿Existirá quien ame, confíe y se deje conocer cómo ella?... Cada noche, antes de dormir, su vida pasada le repite con negativas, pero al amanecer, con o sin astro mayor brillando, se aferra a su capacidad de amar, a sus ganas de llegar y a sus esperanzas y decide que sí, que existe. Que el amor existe, y que la historia dejará algún día de escribirse, sea sin situaciones desagradables, sea sin situaciones sin más, porque todos, habremos llegado a destino.