Así es como se llega al cielo:
Primero se sufre, pues la falta de entrenamiento es un gran mal en el sedentarismo
humano de este siglo- sociedad.
Pasado un tiempo comienza a volverse un camino fácil.
Los tres primeros esfuerzos se convierten en ligeros suspiros, el cuarto
empieza a cansar, y una vez llegado al quinto, odiamos tener que padecer siempre
ese sexto.
Cuando terminan todos los esfuerzos la fatiga comienza a desaparecer
rápidamente, en ese momento, la conciencia sobre la importancia de entrenarse
debería cobrar fuerza, pero por el contrario y de manera más habitual, maldecimos
esa fuerza que tantos otros pueden permitirse evadir.
Los que suben al cielo entrenan su corazón a base de persistencia, y cuando
llegan, en vez de acomodarse allí arriba, deciden bajar y volver a subir
cuantas veces haga falta, sin ningún temor.
Los esfuerzos se repiten, el corazón se fortalece, el cielo se vuelve una
victoria ganada a la fatiga, agitación y temor. Una victoria al miedo a
cansarse, a esforzarse una y otra vez para llegar, sabiendo que volverá el momento de abandonarlo
y tocará aplicarse otra vez para recuperarlo.
Y es que, para llegar al paraíso, hay que tener grande el corazón.
¡Te saltaste la parte genética! y es que corazones como el tuyo no requieren de entrenamiento, siempre fueron grandes :-*
ResponderEliminar