30 ago 2014

Para valientes.

Así es como se llega al cielo:

Primero se sufre, pues la falta de entrenamiento es un gran mal en el sedentarismo humano de este siglo- sociedad.  
Pasado un tiempo comienza a volverse un camino fácil.
Los tres primeros esfuerzos se convierten en ligeros suspiros, el cuarto empieza a cansar, y una vez llegado al quinto, odiamos tener que padecer siempre ese sexto. 
Cuando terminan todos los esfuerzos la fatiga comienza a desaparecer rápidamente, en ese momento, la conciencia sobre la importancia de entrenarse debería cobrar fuerza, pero por el contrario y de manera más habitual, maldecimos esa fuerza que tantos otros pueden permitirse evadir.

Los que suben al cielo entrenan su corazón a base de persistencia, y cuando llegan, en vez de acomodarse allí arriba, deciden bajar y volver a subir cuantas veces haga falta, sin ningún temor.
Los esfuerzos se repiten, el corazón se fortalece, el cielo se vuelve una victoria ganada a la fatiga, agitación y temor. Una victoria al miedo a cansarse, a esforzarse una y otra vez para llegar, sabiendo que volverá el momento de abandonarlo y tocará aplicarse otra vez para recuperarlo.


Y es que, para llegar al paraíso, hay que tener grande el corazón.


1 comentario:

  1. ¡Te saltaste la parte genética! y es que corazones como el tuyo no requieren de entrenamiento, siempre fueron grandes :-*

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