Era enero.
Era de noche.
Hacía frío.
Y apareciste…
Primero te pensé,
Luego desapareciste. ..
Y rápidamente me olvidé de ti.
Pero, “más pronto que tarde” como dijo aquel presidente,
reapareciste.
Entonces te tuve, y de nuevo, te pensé.
Luego, te re-pensé.
Pero me desgasté.
Por tanto, te desaparecí…
Asesinato, ¿con o sin alevosía?
A veces me da miedo no tenerte miedo.
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