Sigo mirándome al espejo y buscando mi mitad, esa mitad por la que gran parte de mi círculo social me pregunta y la cual, yo no veo que me falte.
Nací sola, bueno no del todo, pues había unas personitas muy amables que ayudaron a ello, pero sí, de una mujer sola.
Una mujer que se levantaba cada día antes que el sol, que buscaba recursos donde no había y sacaba fuerzas que teóricamente no tenía.
Esa mujer que lidiaba entre el amor y orgullo, manteniendo intacta su dignidad. La dignidad que todo ser humano tiene y que a muchas mujeres se les critica por ensuciar. Pero ensuciar ¿de qué manera?
Pues de sexo, de la variedad de personas con las que se complace y complace sexualmente, otra vez... De independencia, de soltería, de falta de reproducción.
Y entonces, de repente, aplicando la regla de lógica básica de:
Si A igual B,
B igual a C,
Entonces A igual a C.
Y es que, si bien no soy contraria a una relación amoroso-afectiva, no es ella la que me permite tener mi vida y no sentirme a medias, pues nací completa y en mi currículum vital viene indicado lo siguiente.
Nombre: mujer
Profesión: lucha
Formación: capacidad
Estado civil: completa
Yes we can do it, don't forget it
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