En el séptimo piso de un viejo edificio de la Rue Dulong vive Elena. Hace tanto que llegó a ese lugar, que ya ni se acuerda de cuando fue. Hay rutinas que se repitieron durante años, más allá de los cambios que sufría el edifiico. Vecinos nuevos llegaban cada pocos meses, los cuales saludaba las primeras veces que se cruzaban, pero luego, casi siempre terminaba odiándolos por sus ruidosos hábitos. Elena siempre vivió sola, ni un lindo animalito se animó a llevar a casa para que le hiciera compañía. Las mañanas soleadas acostumbraba a pasear por las calles del barrio hasta llegar a la Place de Batignolles.
Era martes cuando sentada en el mismo banco de cada día, alguien la saludó y se sentó a su lado. No es ese tipo de constumbres las que Elena suele vivir, sin embargo, más allá del asombro, respondió al saludo de manera amable. Repasó a esa hermosa chica que le había regalado una sonrisa ¿cuándo fue la última vez que alguien le dedicó una sonrisa? más tiempo del que vivía en Dulong, por tanto, tampoco sabía.
Vió en esa linda joven todo lo que ella deseaba, un aire distendido, seguridad en sí misma, postura erguida y lo más importante, facilidad en la risa. Mientras la miraba, su latido se aceleraba por segundos, los miedos ocultos durante años alfloraban y su deseos se desataban. Tantos vecinos saludados y tantas mujeres deseadas, siempre ocultas en amabilidad o en rechazo. El deseo es traicionero por momentos, y eso Elena lo había comprobado en innumerables ocasiones. Por eso esta vez, venció los miedos y se dejó llevar por lo que siempre deseó. Cuando se animó a decirle a Diana, pues así resultó llamarse, lo hermosa que le había parecido, obtuvo una respuesta similar hacía sí misma. Su corazón seguía acelerándose, no sabía si medir o lanzar, pero se lanzó. Le pidió compartir una taza de té y una conversación en algún otro lugar y varias horas más tarde, muchas historias compartidas, risas desmpolvadas y miedos enterrados, Diana y Elena se abrazaban en el calor de ese solitario hogar.
Dos cuerpos desconocidos y dos almas deseosas en un martes donde la vida, sorprendió de repente.
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