Simona adora
vivir, a pesar de que se bate cada día con gran cantidad de normas absurdas que tratan de
impedirle ser ella misma, y que además, tratan de negarle la evidencia de
muchos elementos reales. Tiene un corazón fuerte pues no le teme a la
soledad. La soledad de despertar en una cama vacía, escuchar la radio, mirarse
al espejo y quererse tal como es, amarse sin que nadie le hable en las mañanas,
con la única compañía de su corazón, el
cual la obliga a que sienta lo valiosa que es.
Cada día es
único, y en cada uno de ellos sus actos van cargados de acciones que
continuamente persiguen su sueño, ¿o tal vez sueños...? ¿Qué debería desear
Simona? Los días que el dilema se presenta en su cabeza una dura batalla
transcurre en su interior. Vacío, tristeza, orgullo y libertad son sólo algunos de los sentimientos que la
recorren en apenas pocas horas. El día que decide transgredir se siente
libre y fuerte, creando pánico y reputación a su alrededor. Es
transgresora, pero no se confundan, no es fácil. Cuando se siente triste o
vacía se esconde, no habla, no comunica, espera sanarse de la batalla para
presentarse de nuevo frente al mundo.
Le encanta el
placer, lo manifiesta, se enorgullece de ello. Sabe complacerse tanto que
aquellos a quienes complace jamás pueden olvidarla. Se siente libre, es dueña
de sí misma y nadie mejor que ella para amarse. No rechaza amores compartidos,
pero le gusta escogerlos. Antes sufría por los rechazos, ahora se divierte con
ellos. A veces se ríe de quienes la temen, otras se indigna porque así
sea. Pero aunque no sea fácil, toma la iniciativa, escoge, transgrede y se
fortalece. Sola, en
compañía, entregando o entregándose, Simona se ama.
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